viernes, 5 de abril de 2013

MEMORIA DEL CUERPO:



Hace unos años tuve un accidente. No fue grave pero me dañó mi pierna derecha. El hueso del peroné quedó aplastado y durante unos seis meses sufrí bastante dolor. Ese dolor me obligaba a andar coja lo que no mejoraba el estado de la pierna sino que lo empeoraba. Aún hay días que cojeo aparentemente sin motivo. Pero son días en que aunque no la haya forzado en absoluto, me duele.

Después del atropello iba un día a entrar en el metro cuando al pasar por el torno de entrada me quedé algo bloqueada. Sentí una sensación extraña en la pierna.. Como un run-run...no sé explicarlo de otra manera. Días más tarde se lo comenté a mi fisio. Me dijo que el molinillo del torno que gira es bajo y mi pierna reaccionó con miedo al pensar que podía recibir un golpe en el lugar dañado.

En el curso nos dicen que el cuerpo tiene memoria. No podía imaginar hasta qué punto. En uno de los talleres hicimos un ejercicio entre varias compañeras. Yo debía tumbarme con los ojos tapados y ellas recorrer mi cuerpo de formas diferentes mientras de fondo sonaba Ludovico. Todo, en principio, muy placentero.

Cuando una compañera rozó mi pie izquierdo sentí una especie de calambre. Al momento siguiente tocó mi rodilla izquierda y noté que mi pierna se movía con vida propia. Parecía tener espasmos. Me sentía tan extraña que le pedí que parase. Aquello no estaba siendo positivo ni para mí, que no entendía por qué mi cuerpo reaccionaba de aquella manera, ni para la persona que me lo estaba haciendo con todo el cuidado y cariño y notaba mis reacciones tan bruscas.

Me quedé tan mal que aprovechando la siguiente cita con la psicóloga se lo conté y le pregunté si tenía algo que ver con la ansiedad que estaba sufriendo. Me dijo que no. Ella ya lo había detectado hacía tiempo, antes de que me diera la ansiedad. Si intentaba tocarme el diafragma o el estómago haciendo ejercicios de respiración, mi cuerpo pegaba botes. Esa reacción, totalmente inconsciente e involuntaria por mi parte, se debe a heridas que ya estaban antes de la ansiedad y que al parecer ahora, con el curso, o en determinadas situaciones están saliendo más a la superficie. Mi cuerpo está recordando desde hace meses todo lo que le ha pasado...su Historia, la que transita por sus millones de terminaciones nerviosas. Posiblemente antes lo tuviera bloqueado y al irme quitando capas han aparecido los síntomas. Al principio de un modo más leve y ahora de forma que se da cuenta casi todo el mundo que me toca.

Cada centímetro de mi piel acusa ahora mismo el pánico que ha sentido en algunos momentos. Ante simples gestos inesperados (un roce corporal sorpresivo, un animal que se acerca rápido, una puerta que se abre de repente...) mi cuerpo reacciona poniéndose excesivamente tenso. Y esto que pueda parecer una tontería está generando discusiones con personas que no entienden lo que me sucede. 

Me consuela saber que voy mejorando aunque sea lentamente. Hace meses no habría podido soportar que alguien me tapara las orejas. De hecho en los talleres saben que mis orejas son “intocables” ya que para mí el sentido del oído es vital. Ahora lo voy tolerando, me las pueden tocar y no reacciono con la brusquedad de otros momentos.



Ayer hablé con una amiga que entiende un poco del tema y me dijo...en la medida en la que vayas verbalizando lo que te ocurre, probablemente esos síntomas irán desapareciendo. Ya esta verbalizado.

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