jueves, 10 de mayo de 2012

CUESTIÓN DE ACTITUD



El cuerpo humano es un cuerpo natural cuyos elementos básicos son de la naturaleza, por eso debería vivir con la naturaleza y reconocer la fuerza propulsora, la vida, el Espíritu. Así podría reconocer que El Espíritu de Dios está más cerca que sus brazos y piernas. Si el ser humano se reconoce como parte de la naturaleza comprenderá el efecto del Espíritu en la materia, así también reconocerá que en su cuerpo existe un cuerpo espiritual que vive en su interior y que el cuerpo material es sólo el vehículo de éste ser espiritual interno.


El alma está encarnada para expiar en esta encarnación sus sombras, las cargas de encarnaciones anteriores. Por eso para el ser humano debería ser un mandamiento mantener su cuerpo sano en base a alimentos sanos provenientes de la naturaleza, por medio de pensamientos desinteresados y de una vida ordenada.

Únete con cada órgano dándole las sustancias alimenticias necesarias contenidas en la naturaleza, en los frutos del campo y del bosque. Vivifica el alma y el cuerpo con pensamientos positivos y alcanza así la unidad con el Espíritu. Los órganos absorben gustosamente las sustancias de la naturaleza si llevas una vida positiva y armoniosa. Quien quiera alcanzar la armonía con las fuerzas del Espíritu, tiene que transformarse en vencedor de su naturaleza animal, de sus pasiones y de sus sentimientos humanos. Tiene que romper las cadenas del odio, de la envidia y de la ambición, las cuales impiden a las fuerzas divinas servir y ayudar al hombre”.

La fuerza divina fluye también hacia nosotros a través de los reinos de la naturaleza, de las estrellas, y de los hombres que aman desinteresadamente. A través de ello el alma y el cuerpo son refortalecidos. Para poder recibir las fuerzas de los reinos de la naturaleza y de las estrellas, es necesaria la orientación precisa del alma y del hombre.

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