viernes, 12 de agosto de 2011

ESTEBAN MERCER PALMA

«Al concebir a mi hijo Nicolas nunca pude imaginar que creaba un presidente»

«Llegué a París en 1948 sin nada en el bolsillo, no tenía ni zapatos» l «Carla Bruni es una mujer muy bella, por dentro y por fuera, muy dulce e inteligente»



Paul Sarkozy, húngaro de origen y francés de corazón.
Paul Sarkozy, húngaro de origen y francés de corazón. Foto Esteban Mercer
ESTEBAN MERCER, PALMA Paul Sarkozy, húngaro de origen y francés de corazón, es conocido por sus amigos como Pal. En su rostro, el mismo perfil y la misma mirada heredados por su hijo y un porte elegante de bon vivant aristocrático que disimula a la perfección una vida interesante de exilio, superación y éxito. El padre del jefe del Estado francés expone en Menorca junto al publicista alemán Werner Hornung unas 40 obras entre las que hay dos retratos del matrimonio presidencial, uno de ellos, el de Carla Bruni, regalo de bodas a la pareja.
-¿Me deja que le pregunte primero por el presidente de Francia, su hijo, y por su nuera, Carla Bruni?
-Más adelante. Es muy pesado que siempre me pregunten lo mismo. Apoyo la política de mi hijo y le quiero. Adoro a Carla. Seré abuelo creo que en octubre, de mi decimocuarto nieto, su primer hijo en común. Es una gran noticia para la familia. Hablemos de la exposición.
-¿Es organizado, metódico, trabajando? Su vida ha sido de todo menos convencional.
-Tengo 83 años largos y trabajo mucho cada día, muchas horas. Es una pasión que viene de mi infancia. Con seis años ya esculpía en Hungría. Llegué a Francia en 1948, sin nada en el bolsillo. Cuando llegué a París era como si aterrizara en otro planeta. Venía con un siglo de retraso, con una educación distinta. Fue muy difícil. No tenía ni zapatos.
-Parece de película.
-Me marcó lo que sentí a los 11 y 12 años, cuando Hungría fue invadida por los nazis y después por los soviéticos. Tuvimos que refugiarnos en Austria, habiéndolo perdido todo, que era mucho. Fue muy difícil reencontrarme años después con lo que yo había sido antes de la guerra, para descubrir lo que en realidad era después de ella.
-¿Qué descubrió?
-Que la guerra me había robado la juventud. Mi padre era un hombre extraordinario pero murió muy joven. Recuerdo la invasión de Budapest, horrible. Y la soledad. Se puede ver en mis pinturas, esa falta total de juventud.
-Se ha casado cuatro veces pero con su esposa actual lleva casi 50 años de matrimonio. ¿Ha sido un buen padre?
-En el año 1950 me casé por primera vez con la madre de Nicolas. Tenía solo 21 años. Ella siempre está, es mi mejor amiga. No sé si he sido un buen padre, depende de cómo se mire. A pesar de estar divorciados he visto a mis hijos mucho más de lo que nos vio mi padre, que nunca se divorció. Eran otros tiempos, les teníamos que hablar en tercera persona, había distancia. Con mis hijos ha habido siempre disponibilidad y cercanía.
-¿Algo habrá hecho bien para crear un presidente?
-¡Cuando le creé sentí mucho placer pero no sabía que estaba creando a un futuro presidente! Nunca pude imaginar que sería presidente. Lo que sí quise es que fuera y se sintiera francés cien por cien.
-¿Cómo ve a la primera dama, Carla Bruni?
-Es una mujer muy bella por dentro y por fuera. Es muy dulce y al mismo tiempo inteligente.

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