sábado, 18 de junio de 2011

CUESTION DE LIVERTAD

Una cuestión de libertad

Mar Adentro
El hombre que vemos estaba recolectando firmas para que alguien le ayudara a hacerse la eutanasia después de ver la película 'Mar Adentro'. Fuente: Flickr de elTato
Despreciar la vida y querer acabar con ella, es algo que sólo podía pasarle al hombre. Gracias a nuestra “sorprendente” capacidad de raciocinio podemos realizar acciones tan poco instintivas como esta. El problema surge cuando necesitas que alguien te ayude en esta tarea. La última que vas a llevar a cabo.
A todos nos gusta tomar nuestras propias decisiones. La historia de la sociedad democrática nos ha enseñado la dichosa palabra ‘libertad’, palabra rebelde, a la que le encanta ser el centro de atenciónQueremos ser Libres. para decidir el trabajo que vamos a ejercer, la educación que van a recibir nuestros hijos, el hogar que vamos a formar (o el que no vamos a formar), el gobierno que nos va a manipular… cuando hablamos de autonomía en la vida, el enigmático concepto del destino siempre sale a relucir. En este sentido, son elocuentes la palabras de Machado: caminante no hay camino, se hace el camino al andar. Y es un placer poder seleccionar el destino de nuestros pasos.
Porque nos gusta elegir, toleramos (o deberíamos) que los demás caminen hacia donde deseen. Entonces, ¿por qué no respetamos que alguien decida no elegir nunca más? La eutanasia no es un problema de dignidad, es más bien un problema de libertad para Morir.  puesto que la vida no es un deber, es un derecho y un derecho nunca es obligatorio.
Es difícil comprender por qué alguien desea dar ese gran paso final. El mundo, incluso para un enfermo, ofrece multiplicidad de opciones que la insaciable curiosidad humana nunca tiene tiempo de descubrir.  Quizás el peor enemigo de esta curiosidad innata sea el dolor. Ya orson Wells nos hizo ver en 1984 que el dolor físico es el peor de todos. Y todo el mundo tiene derecho a decir basta.
Un juguete. Eso es lo que parece ser la vida en mano de los políticos. La utilizan para jugar a ser de izquierdas o de derechas, mientras algunos luchamos por vivir y otros combaten por morir. Es así de simple. Pero parece que nuestros representantes no captan el quid de la cuestión.
Derecho a la vida, pero también derecho a la muerte. Aunque en algún caso incomprensible, es una decisión personal y debemos respetarla. Evidentemente, todos los derechos tienen límites y no podemos empezar a desenchufar máquinas respiratorias como si estuviéramos apagando las luces de una casa. Todo asunto en el que se toque la esencia del ser humano debería ser debidamente regulado. Y no veo tema más delicado y esencial que la vida.

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